Este
sábado celebraremos con una gran manifestación que despertamos del letargo
autocomplaciente en que recibíamos los reveses económicos y políticos como si
se trataran de fatalidades inexorables. Celebraremos que recuperamos las
riendas de nuestras vidas o que por lo menos empezamos a luchar por
recuperarlas. Celebraremos que abandonamos nuestra renuncia a trabajar por un
mundo mejor. Celebraremos un año del 15M.
El camino por recorrer es largo y lento porque, como sabemos, vamos muy lejos,
pero ya hemos recorrido gran parte de él, o mejor dicho hemos avanzado en
cuatro caminos que llevan al mismo destino, esa revolución ética que anunciaba
el primer manifiesto de AcampadaSol: un mundo más libre, más solidario, más
justo. No en todos los caminos se ha avanzado igual, pero en todos se ha dado
ya como mínimo el primer paso, y con ello se ha hecho ya posible lo imposible,
porque como sabemos se hace camino al andar y sin el 15M seguiríamos estancados
incapaces de levantar los pies del suelo.
¿Cuáles
son esos cuatro caminos cuyo pegamento es el espíritu del 15M? Diría que uno es
el camino de la conciencia, otro el de la acción social, otro el de la cultura
y un cuarto el de la política. Considero que el recorrido ha sido durante este
año un auténtico éxito en los dos primeros caminos, un éxito parcial en el
tercero y un pequeño fracaso en el cuarto (pero la guerra no ha acabado).
Conciencia. Para mí el principal logro
del 15M ha sido el de hacer visible lo invisible. Los problemas que denuncia el
15M estaban ya ahí, pero apenas tenían eco, eran una nota a pie de página en
unos volúmenes de apéndices olvidados en lo más profundo de la biblioteca de la
Historia. Desahucios, corrupción institucionalizada, injusticia de la ley
electoral, politización de la justicia, putrefacción del estado de bienestar,
falta de mecanismos de control frente a desmanes de políticos y
especuladores... Vivíamos nuestra indignación ante los males de la sociedad
como una rabieta y no como genuina indignación, porque la indignación busca ser
compartida porque es justificable, es una emoción moral, es un sentimiento de
rechazo ante la injusticia, y lo que no es justo no debe ser tolerado.
Demostrar que hay que rebelarse, de forma pacífica, resistiéndose a la injusticia,
que la pasividad es complicidad, ese es el logro del 15M en el camino de la
conciencia, suministrarnos un detector de injusticias que es el motor de
arranque de su solución.
Acción social. Se han parado
desahucios, se han impedido redadas racistas, se han creado cooperativas de
trabajo entre parados, de vivienda entre desahuciados y propietarios y de
consumo a base de trueque entre ciudadanos. Es cierto que muchas de estas
iniciativas ya existían, pero el 15M les ha proporcionado un altavoz
ensordecedor. Ahora existe una referencia pública y accesible al común de los
ciudadanos en busca de solidaridad: las asambleas de barrio. El 15M ha
instituido una salida cooperativa a la crisis como alternativa a la
competividad, ha creado una red vecinal, un entramado solidario entre
ciudadanos que se había perdido en el anonimato de las grandes urbes. El 15M ha
generado una red para evitar que se hundan en el abismo los más perjudicados
por la crisis, y una escalera para que remonten.
Cultura. Me he referido a este camino
como un éxito parcial, ¿por qué? Porque la cultura que ha generado el 15M es tal
vez en exceso autorreferencial: desde el proyecto 15M.cc a Bookcamping.cc los
proyectos culturales quincemayistas se centran en el propio 15M. No obstante
tengo la idea de que aún es pronto para calcular la influencia en la cultura
del 15M, pues su principal aportación a la cultura no son productos culturales
(o no a primera vista) sino herramientas, métodos, principios de la creación
cultural. El 15M ha generalizado el concepto de la cultura como creación común,
como producto de la inteligencia colectiva, y nos ha enseñado a aceptarlo como
tal. Ahora, aunque la aportación cultural más visible del 15M sea mayoritariamente
ajena al concepto tradicional de "obra", no querría dejar de señalar
la vuelta triunfante del arte de la cartelería y el interesante camino
recorrido en lo que podríamos llamar "arquitectura efímera".
Política. ¿Un fracaso el camino de la
política? Seguramente exagero, pero apenas hemos avanzado nada en la reforma
del sistema, seguimos siendo mercancía en manos de políticos y banqueros. No ha
habido depuración de responsabilidades por la crisis, se aprobó sin referéndum
la reforma de la Constitución, se habló mucho de lo injusta que es la ley
electoral pero seguimos teniendo la misma ley, se aprobó una dación en pago a
discreción del banco y muy limitada, la ley de transparencia es incompleta, el
poder judicial sigue en manos del poder político, no hay renta básica, no se han
implementado mecanismos de participación ciudadana... Demasiados
"noes". Cierto, estos temas antes ni se debatían en el Congreso y
ahora sí, pero eso es un éxito en el primer camino, en el de la conciencia, y
no en el de la política. Aquí queda mucho por hacer, y creo que lo mejor sería
concentrarnos en un gran objetivo de consenso y no cejar en nuestro empeño
hasta alcanzarlo.
Mi participación en el 15M se ha centrado en el primer y cuarto camino
(desde este blog, en las redes sociales y en menor medida en las asambleas).
Considero que el cuarto es vital porque su éxito haría innecesario el segundo
camino, la acción social, encaminada a suplir las carencias del Estado en la
protección de sus ciudadanos. Dicho esto, reconozco que hasta hace muy poco no había
logrado entender (y creo no ser el único) que no por ello el segundo camino
era prescindible. Creí (creímos) que el éxito político (por el ejemplo de
Islandia, que me temo no es plenamente extrapolable) sería inmediato, que el 15M
sería una guerra relámpago, y no, algunos torpemente nos dejamos llevar a las
trincheras y la guerra de posiciones (sin darnos cuenta de que conservar nuestra
posición, en este caso, era perder la guerra) mientras otros optaron por la
guerra de guerrillas (sin darse cuenta de que las guerrillas no conquistan,
solo repelen). Había problemas que necesitaban una respuesta urgente, yo,
ingenuo, no lo supe ver, ahora lo veo y es gracias al 15M y sobre todo por
discutir con quien no pensaba como yo. Creo que sido un error de gran parte del
15M considerar que había que elegir entre ambos caminos, cuando no son
incompatibles. La acción directa y solidaria sobre los más damnificados por la
crisis no excluye la presión a los partidos políticos, las acciones paralelas
al sistema o alternativas a él no excluyen, o no deberían hacerlo, la
participación en el sistema para su mejora. Si no entendemos la
complementariedad de ambos aspectos (algunos lo han hecho, pocos me temo),
nunca lograremos que esa acción social sea innecesaria, participar en ONGs
de ayuda al desarrollo no excluye la acción política desde el sistema para
tratar de hacer un mundo en que dichas ONGs sean innecesarias. Por ello debemos
seguir avanzando en los cuatro caminos, porque solo así llegaremos el 99%, en
uno solo de ellos no cabemos todos.
Juntos podemos, queda mucho camino por recorrer pero ya hemos superado
la parte más dura de la ofensiva, hemos sobrevivido a su bombardeo mediático,
no nos ha hecho desesperar por completo el fuego amigo y tenemos unas buenas
cizallas para partir su alambrada. Un año después, más que nunca, celebremos
masivamente el #12M15M porque aún queda todo por hacer y sí se puede.
Feliz cumpleaños a tod@s, mi regalo estos enlaces a artículos interesantes sobre este primer aniversario del 15M:
Somos humanos y mientras sigamos existiendo jamas estaremos todos de acuerdo en todas y cada una de las cosas que nos afectan,motivan,afligen,alegran.No somos hormigas ni queremos serlo.Pero si podemos ponernos de acuerdo en un buen pequeño puñado de cosas que nos afectan como colectivo(humano en general)y nos mejora como individuos.Creo con realista optimismo que si se consigue ese pequeño puñado de razones que representa el 15M estaremos mas cerca de un mundo mejor.Salud y saludos profesor.
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