No estoy de acuerdo con lo que me dices, pero lucharé hasta el final para que puedas decirlo. Voltaire
La tolerancia es un concepto relativamente reciente, al menos en su forma actual. Se trata de un concepto hijo del liberalismo y de la Ilustración, que encuentra sus mejores versiones en la Carta sobre la tolerancia de John Locke y el Tratado sobre la tolerancia de Voltaire.
La tolerancia es un concepto relativamente reciente, al menos en su forma actual. Se trata de un concepto hijo del liberalismo y de la Ilustración, que encuentra sus mejores versiones en la Carta sobre la tolerancia de John Locke y el Tratado sobre la tolerancia de Voltaire.
El origen de la tolerancia está, paradójicamente, en la intolerancia, concretamente en la que provocó el fanatismo religioso que desembocó en la Guerra de los Treinta Años. Fueron los miles de asesinatos perpetrados en Europa en nombre de la religión lo que inspiró a Locke la necesidad de defender la libertad religiosa, y con ella la libertad de conciencia en general.
¿Qué es la tolerancia? No es, como muchos creen, respetar las opiniones ajenas, por mucho que tertulianos y opinadores en general empleen con profusión la muletilla "es mi opinión, y la tienes que respetar". La tolerancia no se aplica a palabras u objetos, porque palabras u objetos no son merecedores de respeto porque no detentan por sí mismos dignidad alguna. No merecen pues respeto las opiniones porque al ser criticadas no ven menoscaba una dignidad que no tienen, pueden estar fundadas o infundadas, ser verdaderas o falsas, argumentadas o arbitrarias, pero no son dignas ni indignas. La dignidad es una cualidad de los seres humanos, o mejor dicho, es aquello que nos hace ser humanos.
Así, si el respeto se basa en la dignidad, y ésta es privativa de los seres humanos, esto quiere decir que la tolerancia solo se aplica a ellos. La tolerancia tiene pues que ver con respetar a otros seres humanos, ¿a cuáles? Pues no a todos como se suele creer. Todos los seres humanos poseen dignidad, y por tanto todos son merecedores de respeto, pero eso no quiere decir que toleremos a todos los seres humanos. ¿Quiénes requieren ser tolerados por mí? Aquellos que tienen unos valores contrarios a los míos. Solo se puede ser tolerante frente a lo que es molesto o se juzga negativo, ¿o es que acaso yo tolero a mis amigos o a mis compañeros de partido o de confesión? A quien tolero es a quien no soporto, a aquel cuyas ideas me parecen equivocadas o cuyos valores juzgo repulsivos. ¿Qué habría de tolerarle a aquel con quien todo lo comparto, con quien estoy perfectamente de acuerdo? No, la tolerancia se ejerce sobre aquel que no me gusta, tolerar es esforzarse por respetar.
Por esta razón no solo no tiene sentido defender que toda opinión ha de ser tolerada, sino que dicha idea es de hecho contraria a la tolerancia, porque quiere decir que las ideas intolerantes son tan válidas como las tolerantes, que las afirmaciones falsas lo son tanto como las verdaderas. En fin, si llegásemos a asumir efectivamente que las opiniones son merecedores de respeto y objeto de tolerancia, tendríamos que poner fin a todo debate, porque ello implicaría la renuncia a justificar las opiniones, dado que opine yo lo que opine todas las opiniones valen lo mismo. El nivel de las tertulias de nuestro país es buena prueba de las consecuencias de asumir dicho principio.
Pero no, la tolerancia se ejerce sobre las personas, y reconoce el derecho de dichas personas a estar equivocadas o ser inmorales (desde mi punto de vista) y no ser discriminadas o violentadas por ello. Sus ideas y valores podrán ser criticados hasta la saciedad, pero no se les podrá hacer renegar de ellos mediante violencia porque, entre otras cosas, como dice Locke "la fuerza no persuade". Y aquí es donde cobra algo de sentido la idea de respetar las opiniones, cuando lo que significa es no descalificar a quien las sostiene por el mero hecho de hacerlo. La tolerancia conlleva que aquel que no piensa como yo podrá defender sus ideas y yo no recurriré a la descalificación personal a la hora de juzgar dichas ideas. Juzgar las ideas y no a las personas, eso es tolerancia. Persuadir mediante la argumentación no es imponer mis ideas, sino hacerlo mediante la coacción o la violencia. Yo tengo no solo el derecho, sino probablemente el deber de persuadir al racista de que su idea de que hay razas superiores e inferiores es inmoral y además científicamente falsa, y no por ello estaré siendo intolerante, lo seré si en lugar de persuadirle con la fuerza de la razón le convenzo con la fuerza de mis músculos o mis armas.
Por esta razón no solo no tiene sentido defender que toda opinión ha de ser tolerada, sino que dicha idea es de hecho contraria a la tolerancia, porque quiere decir que las ideas intolerantes son tan válidas como las tolerantes, que las afirmaciones falsas lo son tanto como las verdaderas. En fin, si llegásemos a asumir efectivamente que las opiniones son merecedores de respeto y objeto de tolerancia, tendríamos que poner fin a todo debate, porque ello implicaría la renuncia a justificar las opiniones, dado que opine yo lo que opine todas las opiniones valen lo mismo. El nivel de las tertulias de nuestro país es buena prueba de las consecuencias de asumir dicho principio.
Pero no, la tolerancia se ejerce sobre las personas, y reconoce el derecho de dichas personas a estar equivocadas o ser inmorales (desde mi punto de vista) y no ser discriminadas o violentadas por ello. Sus ideas y valores podrán ser criticados hasta la saciedad, pero no se les podrá hacer renegar de ellos mediante violencia porque, entre otras cosas, como dice Locke "la fuerza no persuade". Y aquí es donde cobra algo de sentido la idea de respetar las opiniones, cuando lo que significa es no descalificar a quien las sostiene por el mero hecho de hacerlo. La tolerancia conlleva que aquel que no piensa como yo podrá defender sus ideas y yo no recurriré a la descalificación personal a la hora de juzgar dichas ideas. Juzgar las ideas y no a las personas, eso es tolerancia. Persuadir mediante la argumentación no es imponer mis ideas, sino hacerlo mediante la coacción o la violencia. Yo tengo no solo el derecho, sino probablemente el deber de persuadir al racista de que su idea de que hay razas superiores e inferiores es inmoral y además científicamente falsa, y no por ello estaré siendo intolerante, lo seré si en lugar de persuadirle con la fuerza de la razón le convenzo con la fuerza de mis músculos o mis armas.
El 15M se afirma pacífico, y lo es, y la mayoría de sus miembros lo son. ¿Es tolerante? No se puede ser pacífico sin ser tolerante, luego lo es. ¿Lo son la mayoría de sus miembros? Lo son, pero me temo que no todos. Algunos miembros del 15M han demostrado no ser siempre tolerantes con sus correligionarios. Se trata de casos aislados y minoritarios, pero debemos tratar de evita resta intolerancia porque recordemos que la revolución será plural o no será. No podemos entrar en descalificaciones personales debido a nuestras diferencias como las que han proliferado los dos últimos días en twitter. Ni debe permitirse abucheos como los que escuché en alguna de la últimas asambleas de Sol cuando alguno de los asamblearios declaró haber votado al PP. Oigamos lo que cada uno tiene que decir y no pensemos en el origen de aquello que se dice.
La tolerancia no implica la renuncia a mis propias ideas, sino el respeto hacia aquel que no las comparte. Sin tolerancia no hay convivencia posible más que mediante la purga sistemática del disidente, pues solo así podré convivir con aquellos que piensan como yo y que por tanto no requieren de mi tolerancia. Si hay un valor que hace posible la democracia ése es la tolerancia, porque sin ella no hay pluralismo, y sin pluralismo no hay libertad.
Por otra parte internet, cuna del 15M, es una fantástica escuela de tolerancia. En la realidad nuestras pintas nos delatan, pequeños códigos de etiqueta nos permiten adivinar más o menos los colores ideológicos del auditorio y sucumbir al fenómeno de la conformidad. En internet no hay apariencias (aunque es cierto que hay nicks muy explícitos), no sabemos de qué pie cojea cada uno, y ello nos enseña a hablar para todos, con respeto, y eso es practicar la tolerancia. Nada peor para la tolerancia que hablar solo con aquellos que piensan igual que yo, y nada peor también para el progreso y la razón. En internet hablamos con cualquiera, pero esto no debería llevarnos a tratar a los demás "como a un cualquiera", sino lograr encauzar nuestras ideas y sentimientos de forma no ofensiva, lo cual no supone renuncia alguna a expresar y defender dichas ideas y sentimientos.
Me ha costado aprender esta lección, pero es aquello por lo que más agradecido le estoy a la red, por enseñarme a hablar para todos y a escuchar a todos. Recordaré aquí unas palabras de Alex de la Iglesia: "He aprendido que dialogar con personas que te llevan la contraria es mucho más interesante. Puede resultar incómodo al principio, (...)." Pero es que el verdadero diálogo solo puede llevarse a cabo con quien no piensa como yo, lo contrario es un monólogo con distintas voces. Dialogar supone estar dispuesto a cambiar mi punto de vista si me dan una buena razón para hacerlo, y renunciar a todo aquello que no sea la razón para defender dicho punto de vista. Internet es una escuela de diálogo, es el único medio ya en el que existe, no lo perdamos. Me parece una lástima llevar los malos modos de la discusión televisiva o radiofónica a la red, intentemos evitarlo.
La tolerancia no implica la renuncia a mis propias ideas, sino el respeto hacia aquel que no las comparte. Sin tolerancia no hay convivencia posible más que mediante la purga sistemática del disidente, pues solo así podré convivir con aquellos que piensan como yo y que por tanto no requieren de mi tolerancia. Si hay un valor que hace posible la democracia ése es la tolerancia, porque sin ella no hay pluralismo, y sin pluralismo no hay libertad.
Por otra parte internet, cuna del 15M, es una fantástica escuela de tolerancia. En la realidad nuestras pintas nos delatan, pequeños códigos de etiqueta nos permiten adivinar más o menos los colores ideológicos del auditorio y sucumbir al fenómeno de la conformidad. En internet no hay apariencias (aunque es cierto que hay nicks muy explícitos), no sabemos de qué pie cojea cada uno, y ello nos enseña a hablar para todos, con respeto, y eso es practicar la tolerancia. Nada peor para la tolerancia que hablar solo con aquellos que piensan igual que yo, y nada peor también para el progreso y la razón. En internet hablamos con cualquiera, pero esto no debería llevarnos a tratar a los demás "como a un cualquiera", sino lograr encauzar nuestras ideas y sentimientos de forma no ofensiva, lo cual no supone renuncia alguna a expresar y defender dichas ideas y sentimientos.
Me ha costado aprender esta lección, pero es aquello por lo que más agradecido le estoy a la red, por enseñarme a hablar para todos y a escuchar a todos. Recordaré aquí unas palabras de Alex de la Iglesia: "He aprendido que dialogar con personas que te llevan la contraria es mucho más interesante. Puede resultar incómodo al principio, (...)." Pero es que el verdadero diálogo solo puede llevarse a cabo con quien no piensa como yo, lo contrario es un monólogo con distintas voces. Dialogar supone estar dispuesto a cambiar mi punto de vista si me dan una buena razón para hacerlo, y renunciar a todo aquello que no sea la razón para defender dicho punto de vista. Internet es una escuela de diálogo, es el único medio ya en el que existe, no lo perdamos. Me parece una lástima llevar los malos modos de la discusión televisiva o radiofónica a la red, intentemos evitarlo.
No puedo hablar por nadie, y aunque pudiera tampoco lo haría, en mi caso tolero y respeto opiniones diversas, tengo amigos que son falangistas declarados, otros que son abiertamente anarquistas, guardo amistades muy buenas con gente del PSOE, del PP, IU... son muchos años departiendo y discutiendo como para no hacer amigos y algún que otro enemigo, también muy respetable, incluso en eso hay clases. Sin embargo, hay algo que jamás he tolerado, que me traten de gilipollas y, por ende, que se intenten aprovechar de mi buena fe o darme cuenta que se intentan aprovechar de la buena fe de alguien.
ResponderEliminarCuando he estado en una reunión, ya fuera política, o de trabajo, y, al analizar algo determinado, alguien suelta eso de "Ya lo sabía yo", siempre me entran ganas de lo mismo, cagarme en sus muelas, porque si sabías que algo iba mal lo que tenías que haber hecho es decirlo, luego que cada cual haga lo que crea conveniente, pero dilo.
No me quito mi parte de culpa en las formas, es más, si he de asumirla completa por mi que no quede, pero una cosa es eso y otra no decir que algo va mal, cuando va mal.
Te agradezco lo escrito porque nunca viene mal que le recuerden a uno que las formas son importantes y el respeto más.
Sinceramente, no iba por nadie en particular y sí un poco por todos, porque nos encendemos y acabamos diciendo cosas que lamentamos o en un tono que consideramos impropio de nosotros. Pero no pretendo dar lecciones a nadie en el sentido de darle una reprimenda, sino constatar que a pesar del pacifismo y del pluralismo del 15M, hay un concepto clave en que descansan ambos, que es el de tolerancia, que curiosamente apenas ha sido mencionado.
ResponderEliminarPor otra parte, en la red y en el 15M hay de todo, también gente muy joven que todavía no ha aprendido a interactuar con más gente que su grupo de amigos, que conserva la vehemencia soberbia de la adolescencia, confude integridad e integrismo, educación e hipocresía, sinceridad y petulancia, lealtad y servilismo. Y creo que hay que tener paciencia con esas personas, por mi experiencia en el aula la consistencia y la firmeza con buenas dosis de paciencia es lo que mejor funciona.
Hola Javi:
ResponderEliminarHas descrito perfectamente en una frase de tu entrada la falta de tolerancia de la clase política. Concretamente en ésta: "La tolerancia conlleva que aquel que no piensa como yo podrá defender sus ideas y yo no recurriré a la descalificación personal a la hora de juzgar dichas ideas." De todos es sabido que la forma de actuar de ellos -los políticos- ha sido siempre el ataque personal para desacreditar lo que se dice minando la credibilidad de quien lo dice...
Sobre lo que considero es el centro de esta actualización... la tolerancia, estoy muy de acuerdo con tu definición de la misma, pero no puedo evitar recordar un pasaje de Hesse en el Lobo Estepario que me dejó muy marcada. No lo citaré textualmente así que pido disculpas si no es exacto, pero venía a decir: "Odiamos del otro lo que nos es común. Lo ajeno nos deja indiferentes". Con lo que tu teoría de "tolerar" lo diferente, vendría inevitablemente a chocar con la diatriba de si realmente lo que nos molesta es descubrir en el otro, no ya la diferencias abismales, si no los defectos que a todos nos son comunes. Me encantaría profundizar en esta idea pero entiendo que tampoco debo extenderme más.
En cuanto a todo esto aplicado al 15M creo que en su pluralidad reside una gran paradoja, ya que es su punto más fuerte y al tiempo, su mayor debilidad, sólo el tiempo nos dirá cúal de estos dos factores saldrá triunfante.
Un saludo, y como siempre, un placer leerte. ¡Nos seguimos por twitter profesor!
Gracias por tu comentario, y me encanta la cita de Hesse. No es "mi teoría" de la tolerancia, sino lo que ha venido significando históricamente en filosofía "tolerancia", y la idea es que para tolerar a alguien, debe haber en él algo que lo haga odioso a nuestros ojos, y podría ser perfectamente aquello que nos es común.
ResponderEliminarde nuevo gracias y un saludo.