miércoles, 9 de noviembre de 2016

Trumposos

          Un fantasma recorre el mundo, el fantasma del populismo. En Estados Unidos ese fantasma se ha materializado convirtiéndose ni más ni menos que en Presidente.
          No soy amigo de ninguna forma de populismo, pero sí distingo entre populismos de izquierdas y de derechas (véase la entrada Populismos), y puestos a elegir me quedo con el de izquierdas por un rasgo diferencial de los populismos diestros que para mí es crucial: la xenofobia. Todos los populismos actuales, dentro de todo el espectro ideológico, contienen un neonacionalismo en forma de defensa de la autarquía nacional disfrazado de rechazo a la globalización (Trump quiere añadir tasas a la importación, multar a empresas que deslocalicen, limitar el mercado internacional), también comparten el rechazo a una élite política y económica a la que no obstante en muchas ocasiones pertenecen los propios líderes de los movimientos populistas (Trump es millonario), pero el rechazo al extranjero es patrimonio de los populismos de derechas.
          Nacionalismo (frente a la pérdida de soberanía ante el FMI o la Comisión Europea) y rechazo a la democracia representativa (que enmascararía la oligarquía dicen) son temibles, pero lo que hace que esta década empiece a recordar peligrosamente a los años treinta del pasado siglo es añadirle a estos factores el racismo y la xenofobia del Frente Nacional, el UKIP, el Freiheitliche Partei Österreichs.... y ahora Trump.
          Se le puede reprochar a los populismos en general su demagogia, pero los populismos xenófobos son especialmente tramposos. Porque hay mucho de cierto en el relato de que una élite económica ha salido indemne de la crisis mientras que los demás hemos pagado sus desmanes, en que los partidos viejos son responsables de dicha crisis y que solo parecen perseguir perpetuarse en el poder y no el bien común, pero es de todo punto falso que los culpables de la crisis (del desempleo, de los bajos salarios, de la pérdida de derechos laborales) sean los emigrantes.
          El populismo se nutre de la vanidad de los electores que están deseando que alguien les diga que nada de lo malo que les ocurre tiene que ver con ellos, el chivo expiatorio por antonomasia son los inmigrantes, los extranjeros, los judíos, los gitanos... sí, la trampa de estos trumposos es vieja, pero parece que muchos siguen dispuestos a caer en ella. Y yo empiezo a temer que caigamos en horrores del pasado, entre otros el de creer cosas como "se moderará", "cuando llegue al poder no hará exactamente todo lo que dice", "las instituciones no pueden caer"... confundiendo deseos con realidad. Recuerdo ahora lo que se dice a sí mismo el padre de Wladyslaw Szpilman en la película El pianista de Roman Polanski cuando oye relatos terribles de lo que están haciendo los alemanes a los judíos, insistiendose en que no es posible que tengan lugar esas atrocidades. Nos autoengañamos pensando que no puede ser, y sí puede.
         "Nunca más" dijimos hace cincuenta años, pero se ve que cada generación solo es capaz de escarmentar en carne propia. Hijos de puta, juegan con las cartas marcadas y aún así ganan elecciones.

domingo, 6 de noviembre de 2016

La gran mentira del PP

          Llegó el momento de sorprenderse y rasgarse las vestiduras con el caso Espinar. A mí en concreto me sorprende poco, me cuesta creer que alguien se creyera realmente el cuento de "somos los hijos de los obreros que nunca pudisteis matar". Los cuadros de Podemos son casi todos "los hijos de los profesionales liberales que no supieron encajar la caída del Muro de Berlín" (aunque yo diría que precisamente el padre de Espinar fue un socialista que lo encajó divinamente). "Son unos hipócritas" dicen aquellos que se sorprenden o fingen sorpresa. Yo creo que no, yo creo que realmente se han creído su propio metarrelato porque aunque vayan de postmodernos, de hecho son modernos trasnochados (salvo Errejón diría, cuyo relato es coherente con el fin de los metarrelatos de la postmodernidad). No mienten, viven ellos mismos engañados. Como Don Quijote, ellos de tanto leer libros de revolucionarios...
          Pero no quiero hablar aquí de Podemos (ya lo he hecho en varias entradas, más bien críticas) solo quiero aprovechar la polémica creada por la hostia que le ha dado la realidad a quien es un pijo con mala conciencia (un gremio al que pertenezco) para hablar de otros que viven también en una realidad alucinada y no lo saben: los mandos del PP. Y no se trata de un "y tú más", porque de hecho no es corrupción o hipocresía lo que quiero reprocharle al PP (eso ya lo he hecho en bastantes entradas), sino autoengaño.

          A Podemos se le reprocha un rigor en sus exigencias a los demás que no son capaces de tener con ellos mismos algunos de sus miembros. El PP nos reprocha continuamente una falta de emprenduría que no abunda precisamente en sus filas.
          El metarrelato que se han construido los cuadros del PP es el de que todos ellos son personas hechas a sí mismas, que han llegado a estar donde están por talento y esfuerzo, y por eso nos venden eslóganes baratos como la "cultura del esfuerzo" o el "espíritu emprendedor". No sé si entre sus votantes habrá muchos emprendedores, lo que es seguro es que entre sus mandos no.
          Un reproche habitual al PP es que sus miembros más talluditos provienen del franquismo (y es incontestable que el PP es vástago de Alianza Popular, y esta a su vez de sectores muy reaccionarios del franquismo), pero las ideas se pueden cambiar, es verosímil que hayan descubierto las bondades de la democracia (aunque, como traté de explicar en esta entrada, algunos como Rajoy no la comprendan muy bien), lo que no cambia es la clase social de partida y no, los cuadros del PP no vinieron de abajo y se hicieron a sí mismos.
          Si los de Podemos han leído muchos libros de revolucionarios, los del PP han visto muchas películas sobre el mito americano, pero no lo han vivido ni de lejos. Así que los del PP le exigen un espíritu emprendedor a los ciudadanos españoles del que ellos mismos carecen.
          Las Nuevas Generaciones están gobernadas no por empresarios soñadores que tuvieron una idea y andan de banco en banco buscando financiación, sino por los mismos animales de partido, ideólogos baratos, hijos de cuadros superiores y activistas profesionales que el resto de juventudes del resto de partidos.
          El PP predica un liberalismo en el que no cree, una vez más sus miembros miran a Estados Unidos pero se tocan con la mantilla cuando la ocasión lo requiere. El liberalismo les parece bien en lo económico, pero en lo político y en lo social... mire, es que si separamos realmente los poderes perdemos nuestro poder sobre la Fiscalía del Estado, el Consejo General del Poder Judicial o el Tribunal Constitucional; si aceptamos el matrimonio homosexual entonces nuestro ideal de familia queda desfasado; si la asignatura de religión deja de ser evaluable la Iglesia pierde adeptos. Y ya puestos, ni siquiera en lo económico son liberales, están encantados de planificar la economía, eso sí, no para el bien común sino el propio. Tampoco parece muy de emprendedores la forma en que se ha venido financiando el PP. Y ya puestos, como gestores no parece que hayan dado la talla, ¿o acaso dejar en bancarrota la ciudad más rica de España, Madrid, es gestionar bien los recursos públicos? Igual es que creen en esta ecuación: partidario de liberalizar empresas = liberal. Yo juraría que esa ecuación es muy incompleta.
          No, el PP es conservador y tradicionalista, aunque haya algún liberal genuino los que dicen serlo por norma general lo son de boquilla, y saben tanto de fundar una empresa desde la nada como los de Podemos de correr delante de los grises: porque han oído contar historias sobre eso muchas veces (mientras estudiaban Derecho y opositaban como querían sus padres). En el Congreso de los Diputados que salió de las elecciones de hace un año (y el actual no es muy distinto) lo que más abundaba eran los profesionales liberales (abogados y docentes representaban casi el 40% de los Diputados) y ojo, aquellos parlamentarios sin profesión constituían ya el 19%... y el grupo que más sumaba a estos profesionales de la política (permítaseme el oxímoron) no era precisamente Podemos, sino el PP con un ¡26% en sus filas! A tope con los emprendedores. Además los Diputados del PP son los que más tiempo de su vida llevan dedicado a la política: una media de 18 años.
          "¡Ah bueno, pero el espíritu emprendedor no es solo el del empresario! Es el de alguien inquieto, motivado, que se esfuerza por crecer profesionalmente..." ¡Acabáramos! Para ser emprendedor basta con desearlo muy fuerte, ahora entiendo por qué en el PP se creen ser algo que no son.
          Lo siento pero no, el PP no representa la España abierta, innovadora, moderna y creativa de los que los miembros del PP creen ser una minoría egregia, no. Pero sepa, querido lector, que a usted y a mí sí nos exigen serlo... o igual no podrían ellos perpetuarse en el poder.


sábado, 5 de noviembre de 2016

Dime qué Vengador querrías ser y te diré qué tipo de persona eres.

          Voy a juntar en esta entrada dos de mis pasiones: ética y frikismo (en este caso de superhéroes). Se trata de leeros la cartilla. Tras Capitán América: Civil War muchos han visto que tener un superhéroe preferido no es solo cuestión de decidir qué superpoder es más molón, sino también cuáles son tus principios. Por si eres un poco simple (casi seguro que sí) yo que soy profesor de ética te voy a enseñar qué clase de sujeto moral eres realmente 😝. Dime cuál de los siguientes Vengadores querrías ser y descúbrelo:


Iron Man:

          Eres humano, demasiado humano. No quieres ser un superhéroe, quieres ser Tony Stark. ¿Y quién no? "Si te quitas esa armadura, ¿qué eres?" inquiere el Capitán América, y Tony Stark responde "genio, millonario, playboy, filántropo". Eres un hedonista. No te jode la ecuación la filantropía porque de vez en cuando sientes una punzada de orgullo y ayudas a los demás... no vaya a ser que te sientas mal contigo mismo.



Thor:

          Eres un megalomaníaco. Aquellos que tienen un ego que es demasiado grande incluso para Tony Stark escogen a Thor. Tú quieres el poder, y haces el bien porque noblesse oblige. Lo tuyo no es solidaridad, es caridad.


Capitán América:

          Oooooh, qué noooble. ¿Quieres oír que estás chapado a la antigua, que crees en valores caballerescos imperecederos como el honor, el valor, la lealtad y el sacrificio? Eres un maldito cura, un absolutista moral pero partidario de una ética de la virtud más bien pedestre. No luchas contra los malos, luchas contra el Mal mismo por el Bien mismo con una fe ciega. No estás en DAESH porque no has nacido en Oriente Medio.


Hulk:

         Si de verdad escoges Hulk es un milagro que estés leyendo esto. Es más, es increíble que sepas leer. Eres una bestia y solo quieres destruir. Y no me vengas con el cuento de que Bruce Banner es un gran tipo y un brillante científico. Él sí, tú no, porque él lo último que querría ser es Hulk. Podría creer que eres un nihilista si pudiera creer que sabes lo que eso significa, todo apunta a que sencillamente eres un bruto, un macarra, el abusón de la clase que solo sabe disfrutar machacando.


Hombre Hormiga / Avispa:

          Lo reconozco, no acierto a imaginar por qué nadie querría escoger a estos personajes, pero igual es que no concibo una vida tan gris como la tuya... En fin, respecto a desear el poder de dominar el tamaño de tu cuerpo solo diré una palabra: Freud.



Viuda Negra / Ojo de Halcón:

          Vale, lo entiendo y lo respecto, eres un #LET. Te crees la fantasía de que los hombres se hacen a sí mismos. No tienes ningún poder especial, eres sencillamente un humano normal, con talento, que ha trabajado duro y con su esfuerzo ha conseguido ser el mejor en lo suyo. Entiendo que esos "enclenques humanos", como diría Hulk, que son Ojo de Halcón y la Viuda Negra te causen admiración aguantando el tipo entre fuerzas muy superiores a ellos. Pero el caso es que ambos no quieren sino redimirse de un pasado oscuro y, dado que dudo que seas un antiguo espía, me acojona un poco pensar qué hiciste en el pasado, pero casi seguro no quiero tratos contigo. Lo más probable es que estés leyendo esto desde la cárcel o un centro de desintoxicación.

Spiderman (1):

          Eres la única persona decente que está leyendo esto, me gustaría saber cuántos hay como tú pero me temo que pocos. Eres un humano genuino, un tío normal, no quieres poder, dinero, ni gloria, solo quieres ser feliz y hacer felices a los tuyos sin hacer daño a nadie. Y no solo eso, parte de tu felicidad es que el mundo sea algo mejor, que no exista la injusticia, que el poderoso o el violento no se aprovechen del débil o el pacífico. No eres un exaltado, pero no eres neutral, quieres ayudar a los demás, patear el culo a los malos, proteger al indefenso, crees que es tu responsabilidad, eres sencillamente un buen kantiano. Con más gente como tú todo nos iría mejor.


Un poco más en serio, los dilemas morales en Civil War (cómo salvar para la causa ética a Iron Man y al Capitán América):


          Aunque ambas historias comparten muchos aspectos, hay diferencias importantes entre el dilema moral que plantea el crossover Civil War en cómic y el de la película Capitán América: Civil War. Me gustaría hacer aquí un análisis (sin ánimo de exhaustividad) de los principios morales que mueven a los líderes de las dos facciones en liza.

          En Capitán América: Civil War (la peli) básicamente Iron Man encarna la ley frente a Capitán América que encarna la moralidad.
          Ciertamente hay una diferencia entre lo legal y lo legítimo, y existirían valores morales universales, una ley superior (dada por ejemplo por Dios, la naturaleza o un consenso universal), a los que debería ajustarse la ley positiva. Cuando las leyes contradicen esos valores morales universales entonces está justificada la desobediencia civil, se puede considerar que la ley es ilegítima. En el caso de la película Iron Man defiende que Los Vengadores han de someterse a jurisdicción internacional y actuar conforme a mandatos de instituciones internacionales, por el contrario Capitán América, desengañado del poder político, cree que es más fiable su instinto moral y que por tanto los Vengadores deberían ser una fuerza independiente. En cierto sentido el enfrentamiento entre Iron Man y Capitán América es un enfrentamiento entre iuspositivismo y iusnaturalismo.
          Yo diría que el iuspositivismo que defiende Iron Man es superior al iusnaturalismo de Capitán América. Esos famosos valores universales no son otros que los Derechos Humanos, y el organismo encargado de velar por ellos no es otro que la ONU. Entre otras cosas lo que convierte a los Derechos Humanos en la ley de leyes es el consenso del que emana su declaración. Capitán América no entiende esto, y de hecho se rebela frente al mandato de la ONU aludiendo a valores más allá de estos mismos valores. ¿Cuales? Los suyos propios. Volviendo a lo dicho más arriba sobre él, Capitán América es un absolutista moral, pero no un universalista/racionalista a la Kant sino un tradicionalista/intuicionista: los valores que él considera imperecederos son los de un valiente del ejército de los Estados Unidos de los años 40 del pasado siglo. Dicho de otra forma, Capitán América es un dogmático y lo que lleva a cabo no es desobediencia civil, sino desobediencia a secas. Y cuando el que desobedece (al escrutinio de la ONU, ni más ni menos) es un poderoso (y eso es por definición un superhéroe) entonces eso recibe el nombre de tiranía. Así pues, el verdadero defensor de valores universales es Iron Man defendiendo que Los Vengadores sean supervisados por la ONU (incluso aunque esta se equivocara en su juicio), pues sencillamente está defendiendo el principio básico de la democracia: la isonomía, la igualdad ante la ley. El Capitán América viene a alegar una superioridad moral que le haría estar por encima de la ley, pero lo que de hecho hace que Los Vengadores estén por encima de la ley es sencillamente su poder, luego el Capi están defendiendo una suerte de aristocracia. Aceptar someter su poder a la ley (y por tanto aceptar su igualdad ante la ley) es por tanto aceptar la democracia y la Declaración Universal de Derechos Humanos, algo que hace Iron Man y no Capitán América.
          Si estabas pensando en todo esto cuando elegiste Iron Man entonces estás salvado, eres otro que, como Spiderman, ha entendido que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, entiendes lo que es un imperativo categórico, la auténtica buena voluntad (y no las pestilentes buenas intenciones) y el reino de los fines. Te quiero también entre los míos (por cierto, que este ramalazo ético de Iron Man ya se dejó ver en su sacrificio, sin consecuencias al fin, en la batalla en Nueva York contra los chitauri en la película Los Vengadores).

          En los cómics de Civil War las cosas son muy diferentes. Este cómic tiene sentido en el contexto de los atentados del 11 de Septiembre de 2001 y la reacción de la Administración de los Estados Unidos presidida por el infausto George W. Bush con su "guerra contra el terrorismo" y el Patriot Act.
          El dilema moral que presentan los cómics es entre libertad y seguridad, y el Capitán América es en este caso el defensor de la libertad y los derechos civiles, resistiendo a una ley que los menoscaba (un registro de todos los mutantes y superhéroes, que deberían renunciar a sus identidades secretas), mientras que Iron Man es en el mejor de los casos partidario de la negociación y el mal menor, y en el peor un colaboracionista que defiende suspender algunas libertades o estrechar sus límites con la excusa de la seguridad (¿de quién? ¿también la de los familiares y amigos de los superhéroes que releven su auténtica identidad?). Aquí Capitán América no aparece defendiendo sus intuiciones morales, sino como el defensor de los valores en que se basa la democracia que una ley que pretende defenderla va a coartar. Si era este el Capi que tenías en mente cuando escogiste más arriba tu Vengador favorito, entonces también estás en el lado de los buenos, eres también un kantiano del tipo rawlsiano, defensor del principio de libertad, paladín de la democracia liberal.

          Si queréis más información y un análisis más elaborado de los cómics que el mío os recomiendo que os leáis los siguientes artículos:


(1) Lo sé, lo sé, en puridad Spiderman no es un vengador, pero aparece en la peli Capitán América: Civil War de la que parte esta entrada, no seáis unos frikis tiquismiquis aguafiestas.
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