jueves, 24 de mayo de 2012

Un año de blog: ¿Por qué ser niño y jugar a los dados?

          Hoy estoy de celebración, este blog cumple un añito.

          El 24 de Mayo de 2011 publiqué la entrada #consensodemínimos y con ella abrí este espacio para la reflexión filosófica y política y el activismo 15M, un espacio que en este año ha recibido más de 17.000 visitas (algo que para muchos será poco, pero para mí es espectacular). Como ente de la blogosfera, lo primero que se aprende es que las entradas que a uno le parecen geniales no forzosamente llegan a más gente, mientras que otras que consideramos mediocres o precipitadas reciben en un día la mitad de visitas de todo el blog en un año.

          Es difícil juzgarse a uno mismo, no obstante quiero aprovechar este aniversario para rescatar las entradas que a mí más me gustan y darles una segunda oportunidad. Normalmente son la entradas al hilo de los acontecimientos del presente las que tienen más éxito, pero yo puse más cariño y cuidado en las reflexiones algo más de fondo, y por eso son mis favoritas, porque confío en que no pasen del todo de moda y haber podido acercar con ellas el pensamiento filosófico a quien no lo cultiva profesionalmente, son entradas donde estoy más yo y un poco menos la actualidad. Así mi lista personal de "entradas populares" (vaya contradicción) sería más o menos así: Las falacias del poderSobre la tolerancia I y Sobre la tolerancia II, Por qué soy antinacionalistaQué es y qué no es la memoria histórica y Feminismo para dummies III. También entrarían algunas de las entradas que más visitas han recibido, pero parece que mi crítica a la manipulación mediática o a los mitos que acechan al debate sobre la educación se las apañan bastante bien solas.

          Y ahora a responder a la pregunta del título. ¿Qué tiene que ver este blog con los niños y con los dados? La respuesta está en la intersección entre Nietzsche, Heráclito y el 15M, entre la última transformación del espíritu que proclama Zaratustra, el juego de azar que es el tiempo de vida y la esperanza de un nuevo comienzo que simboliza la Puerta de Sol.

          Empezando por el final, el 15M es para mí un "santo decir sí", es atreverse a construir el mundo desde las cenizas del anterior, sin prejuicios, es crear la política y salir del bucle de autocomplacencia y nihilismo de anteriores corsés ideológicos, es transvalorar, es inventar. El 15M es el niño del que nos habla Nietzsche.

          "Tres transformaciones del espíritu os menciono; cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león y el león, por fin, en niño." El camello es el "tú debes", es el hombre inclinándose ante el deber, el león es el "yo quiero" que rechaza los valores establecidos pero es aún incapaz de crear nuevos valores, solo el niño puede desde su inocencia. El superhombre mira con el ojo del niño al que todo le asombra y que en lugar de refugiarse en falsos relatos de algo más allá se enfrenta con alegría a un mundo sin sentido porque sabe que a él le corresponde dárselo. Para el niño la vida es creación y juego, ¿quién no querría ser ese niño y qué mejor propósito para un blog que tratar de llevarnos hasta él? Si hay algo que querría con este blog es deshacer prejuicios para que aprendamos que los valores se crean y no se asumen porque no es el mundo quien nos los da sino nosotros quienes se los damos a él, eso, y dar un sí a la vida como el del niño, sin condiciones, "un santo decir sí".

          Pero el niño que me interesa no es solo el de Nietzsche, es también el de Heráclito, es también el tiempo, es también la vida, es también el destino. "El tiempo (aión) es un niño que juega, que juega a los dados." Ningún sentido podemos darle al número que salga salvo el que nosotros nos atrevamos a inventar. Domar el azar no es evitarlo, hacernos dueños de nuestro destino no es tratar de domeñarlo, es jugar con él asumiéndolo hasta sus últimas consecuencias, es echar el todo por el todo sabiendo que cuanto nos dejemos por el camino se quedará en la cuneta porque no hay nada fuera de él, es dejar de posponer hacer el mundo con el que soñamos esperando que otros lo hagan por nosotros o que nos sea dado después de la vida. Asumamos el azar, vivamos en el sin sentido, porque si nada es necesario, cuanto haya será porque nosotros quisimos que fuera.

jueves, 17 de mayo de 2012

12M15M en una asamblea, una marcha, una concentración y una anécdota



Cuando vengas a Madrid indignada mía,
Voy a hacerte asamblearia en Lavapiés
Y a alfombrarte con pancartas la Gran Vía
Y acampado en Sol contigo ver amanecer.



          "¿Dónde estabas tú el 15 de Mayo hace un año?" Esta pregunta se ha convertido en el leitmotiv de las últimas semanas como lo son "¿Qué hacías tú el 23F?" o "¿Cómo pasaste el día del ataque a las torres gemelas?" en sus respectivas efemérides. Por sí solo ese hecho es la prueba de que lo que ocurría hace ahora un año en Madrid, en Sol, y rápidamente se extendía a todas las ciudades de España y a muchas del Mundo, forma ya parte de la Historia (¿quién será la Victoria Prego con cuyos documentales nos taladrarán dentro de diez años y de ahí en adelante cada 15M como ocurre con la Transición?).
          Yo no recuerdo dónde estaba el 15 de Mayo de 2011, os diré dónde sé que no estaba: en una manifestación que recorría Madrid tras una pancarta cuyo lema era "Democracia Real ¡Ya! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros". Probablemente habría estado allí de haber sabido de la existencia de esa convocatoria, pero por aquel entonces yo no tenía Twitter ni sabía muy bien lo que era, y sí tenía facebook pero lo odiaba porque aún no había comprendido su poder para compartir información más allá del "me voy de cañas", "fijaos qué guapo salgo en esta foto" o "felicidades campeón, qué cumplas muchos más". Para mí facebook era entonces lo que ahora sé que es tuenti.
          Pero a partir de ese 15 de Mayo, o sobre todo del 16 y 17, cuando un grupo de personas decidió quedarse en la Puerta del Sol a dormir, fue desalojado, corrió la voz y fueron más personas a dormir hasta convertirse aquello en la acampada de Sol que hemos llegado a conocer, desde esos días digo, me convertí en un quincemayista más. Algunos juegan ahora a autoengañarse haciéndose creer que estuvieron allí siempre, yo no estuve allí desde el primer momento, no soy uno de los que despertaron a la sociedad sino uno de los despertados.
         
          El 19 de Mayo de 2011, incapaz de contener la emoción por lo que leo, veo y comparto por internet, decido que tengo que vivirlo allí, en Sol, y escribo en facebook "Me voy a Sol con mi niño" (me encanta el comentario de mi amigo Alberto, que es quien hizo los turnos de tarde y noche en Sol mientras yo hacía los de mañana y solo alguno de tarde: "olé, olé y olé... baby revolution!!"). Llevé escrita mi propuesta (que hay que entender en la vorágine de aquellos días en que todo parecía posible) para dejar en el buzón de Sol (habría hecho más, pero éramos miles haciendo propuestas), este es su borrador:


          Firmé el primer manifiesto, asistí a mi primera asamblea a las doce al lado de la estatua del Oso y el Madroño, pero no pude participar, llevar al niño en su sillita me dejaba muy en el margen del coro de asamblearios. En general la paternidad, mi prioridad absoluta en esos momentos con mi hijo a punto de cumplir un año, me mantuvo en un segundo plano en Sol en aquellos días. Además daba clase en el bachillerato nocturno, así que las mañanas eran de mi hijo y las tardes de mis alumnos. Por ello el día 22 de Mayo decidí iniciarme en esa otra asamblea horizontal y multitudinaria que es Twitter, estos fueron los primeros RTs que logré aquel día: "Echa un vistazo a este vídeo - Mouseland con subtítulos en español" y "No desfallezcáis. Luchamos por el futuro, el presente ya estaba perdido. #acampadasol #spanishrevolution".

          Por fin, leyendo blogs de tantas y tantas personas y descubriendo cuánto aprendía en ellos vencí otro prejuicio más respecto a internet que me llevaba a considerar que los blogs eran poco más que diarios íntimos exhibidos por pura egolatría, y decidí inaugurar este para participar de la tarea de creación de un nuevo estado de conciencia que llevaba a cabo el 15M. Mi primera entrada fue para aquello en lo que más creía en aquel momento (y que sigo viendo como una grandísima oportunidad perdida), el #consensodemínimos.

          Esta militancia virtual no significó la desaparición de la militancia presencial. Asistir a la asamblea de Sol de mediodía se había convertido en costumbre desde el día 19, siempre escuchando con mi hijo (sí, hubo guardería más adelante en la acampada, pero mi niño nunca había pisado una y prefería tenerle conmigo), la primera vez que tomé la palabra en una asamblea fue en la de mi barrio, Arganzuela.
          Y en la asamblea de Arganzuela empieza la historia que promete el título, el 12 de Mayo de 2012, decidiendo los lemas y preparando la pancarta para la manifestación, haciendo chapas indignadas, cantando, comiendo y bebiendo la comida que los asamblearios preparamos y llevamos para compartir entre todos:


          A las 17:45 nos incorporamos a la Marcha Sur que cruzaba el Puente de Toledo en esos momentos, y puntuales antes de las 19:00 horas estábamos en Atocha:


          Poco después una gran marea de ilusiones subía por la calle Atocha en dirección a la Puerta del Sol:


          A las 20:30 aún no habían llegado todos a la plaza de las SOLuciones, pero yo sí, y ya casi no cabíamos, así que unos decidieron intentar acampar en el cielo:


          La pancarta no conseguía despegar, así que aligeraron su carga y nos sobrevoló la certeza de que formábamos la República del 99%, para mí fue el momento más soprendente y hermoso de la concentración en Sol:


          Conforme cayó la noche dejó oirse un grito nuevo en Sol, nuestro desafío una vez más a las restricciones a la libertad de expresión:


          Y por fin, a las doce, un grito algo menos mudo de lo habitual debido a la incansable batukada de la calle Carretas:


          Para muchos la magia acabó ahí, para mí no, y aquí empieza la anécdota que promete el título de esta entrada. A las doce dejé Sol por una promesa que me compelía a abandonar el baile como  Cenicienta, y a las doce y media entraba en mi calle y Sol me perseguía para darme las buenas noches. A diez metros del portal de mi casa, arrebujada en medio de la acera, estaba lo que parecía ser una enorme pancarta. Tuve un pequeño pálpito de cuál podría ser pero no podía dar crédito a tamaña casualidad. Pero sí, resultó ser la pancarta de la "República del 99%" que hacía unas horas se había alejado volando de Sol. ¿Cuáles eran las probabilidades de que de todos los árboles, de todas las calles, de todos los barrios, de todos los distritos de Madrid, la pancarta y los globos fueran a enredarse precisamente en ese que está junto a mí casa? En aquel momento sentí que Madrid, sus indignados, como una suerte de inconsciente colectivo me hacían un regalo, me confiaban esa pancarta para que el material del recuerdo del que para mí había sido el momento más emotivo del día no se perdiera. Así que doblé el enorme cartel lo mejor que pude en medio de la penumbra y lo subí a casa.
          Al día siguiente inicié una campaña en Twitter para encontrar a los padres de la pancarta con el hashtag #ApadrinaUnaPancartaHistórica y entre tuits de sorpresa, envidia y enhorabuena me llegó un DM que señalaba al Patio Maravillas como creador de la pancarta que estaba en mi despacho. Unas horas más tarde un compañero de la asamblea de Arganzuela vino a por la pancarta para llevársela a sus creadores que tenían pensado reciclarla, cerrándose así el círculo como en un acto de justicia poética. Aquí tenéis los frutos de la rebelión de Sol que acabaron a mi puerta:



jueves, 10 de mayo de 2012

Un año del 15M. El camino recorrido y el que queda por recorrer


          Este sábado celebraremos con una gran manifestación que despertamos del letargo autocomplaciente en que recibíamos los reveses económicos y políticos como si se trataran de fatalidades inexorables. Celebraremos que recuperamos las riendas de nuestras vidas o que por lo menos empezamos a luchar por recuperarlas. Celebraremos que abandonamos nuestra renuncia a trabajar por un mundo mejor. Celebraremos un año del 15M.
          El camino por recorrer es largo y lento porque, como sabemos, vamos muy lejos, pero ya hemos recorrido gran parte de él, o mejor dicho hemos avanzado en cuatro caminos que llevan al mismo destino, esa revolución ética que anunciaba el primer manifiesto de AcampadaSol: un mundo más libre, más solidario, más justo. No en todos los caminos se ha avanzado igual, pero en todos se ha dado ya como mínimo el primer paso, y con ello se ha hecho ya posible lo imposible, porque como sabemos se hace camino al andar y sin el 15M seguiríamos estancados incapaces de levantar los pies del suelo.
          ¿Cuáles son esos cuatro caminos cuyo pegamento es el espíritu del 15M? Diría que uno es el camino de la conciencia, otro el de la acción social, otro el de la cultura y un cuarto el de la política. Considero que el recorrido ha sido durante este año un auténtico éxito en los dos primeros caminos, un éxito parcial en el tercero y un pequeño fracaso en el cuarto (pero la guerra no ha acabado).

          Conciencia. Para mí el principal logro del 15M ha sido el de hacer visible lo invisible. Los problemas que denuncia el 15M estaban ya ahí, pero apenas tenían eco, eran una nota a pie de página en unos volúmenes de apéndices olvidados en lo más profundo de la biblioteca de la Historia. Desahucios, corrupción institucionalizada, injusticia de la ley electoral, politización de la justicia, putrefacción del estado de bienestar, falta de mecanismos de control frente a desmanes de políticos y especuladores... Vivíamos nuestra indignación ante los males de la sociedad como una rabieta y no como genuina indignación, porque la indignación busca ser compartida porque es justificable, es una emoción moral, es un sentimiento de rechazo ante la injusticia, y lo que no es justo no debe ser tolerado. Demostrar que hay que rebelarse, de forma pacífica, resistiéndose a la injusticia, que la pasividad es complicidad, ese es el logro del 15M en el camino de la conciencia, suministrarnos un detector de injusticias que es el motor de arranque de su solución.

          Acción social. Se han parado desahucios, se han impedido redadas racistas, se han creado cooperativas de trabajo entre parados, de vivienda entre desahuciados y propietarios y de consumo a base de trueque entre ciudadanos. Es cierto que muchas de estas iniciativas ya existían, pero el 15M les ha proporcionado un altavoz ensordecedor. Ahora existe una referencia pública y accesible al común de los ciudadanos en busca de solidaridad: las asambleas de barrio. El 15M ha instituido una salida cooperativa a la crisis como alternativa a la competividad, ha creado una red vecinal, un entramado solidario entre ciudadanos que se había perdido en el anonimato de las grandes urbes. El 15M ha generado una red para evitar que se hundan en el abismo los más perjudicados por la crisis, y una escalera para que remonten.

          Cultura. Me he referido a este camino como un éxito parcial, ¿por qué? Porque la cultura que ha generado el 15M es tal vez en exceso autorreferencial: desde el proyecto 15M.cc a Bookcamping.cc los proyectos culturales quincemayistas se centran en el propio 15M. No obstante tengo la idea de que aún es pronto para calcular la influencia en la cultura del 15M, pues su principal aportación a la cultura no son productos culturales (o no a primera vista) sino herramientas, métodos, principios de la creación cultural. El 15M ha generalizado el concepto de la cultura como creación común, como producto de la inteligencia colectiva, y nos ha enseñado a aceptarlo como tal. Ahora, aunque la aportación cultural más visible del 15M sea mayoritariamente ajena al concepto tradicional de "obra", no querría dejar de señalar la vuelta triunfante del arte de la cartelería y el interesante camino recorrido en lo que podríamos llamar "arquitectura efímera".

          Política. ¿Un fracaso el camino de la política? Seguramente exagero, pero apenas hemos avanzado nada en la reforma del sistema, seguimos siendo mercancía en manos de políticos y banqueros. No ha habido depuración de responsabilidades por la crisis, se aprobó sin referéndum la reforma de la Constitución, se habló mucho de lo injusta que es la ley electoral pero seguimos teniendo la misma ley, se aprobó una dación en pago a discreción del banco y muy limitada, la ley de transparencia es incompleta, el poder judicial sigue en manos del poder político, no hay renta básica, no se han implementado mecanismos de participación ciudadana... Demasiados "noes". Cierto, estos temas antes ni se debatían en el Congreso y ahora sí, pero eso es un éxito en el primer camino, en el de la conciencia, y no en el de la política. Aquí queda mucho por hacer, y creo que lo mejor sería concentrarnos en un gran objetivo de consenso y no cejar en nuestro empeño hasta alcanzarlo.

          Mi participación en el 15M se ha centrado en el primer y cuarto camino (desde este blog, en las redes sociales y en menor medida en las asambleas). Considero que el cuarto es vital porque su éxito haría innecesario el segundo camino, la acción social, encaminada a suplir las carencias del Estado en la protección de sus ciudadanos. Dicho esto, reconozco que hasta hace muy poco no había logrado entender (y creo no ser el único) que no por ello el segundo camino era prescindible. Creí (creímos) que el éxito político (por el ejemplo de Islandia, que me temo no es plenamente extrapolable) sería inmediato, que el 15M sería una guerra relámpago, y no, algunos torpemente nos dejamos llevar a las trincheras y la guerra de posiciones (sin darnos cuenta de que conservar nuestra posición, en este caso, era perder la guerra) mientras otros optaron por la guerra de guerrillas (sin darse cuenta de que las guerrillas no conquistan, solo repelen). Había problemas que necesitaban una respuesta urgente, yo, ingenuo, no lo supe ver, ahora lo veo y es gracias al 15M y sobre todo por discutir con quien no pensaba como yo. Creo que sido un error de gran parte del 15M considerar que había que elegir entre ambos caminos, cuando no son incompatibles. La acción directa y solidaria sobre los más damnificados por la crisis no excluye la presión a los partidos políticos, las acciones paralelas al sistema o alternativas a él no excluyen, o no deberían hacerlo, la participación en el sistema para su mejora. Si no entendemos la complementariedad de ambos aspectos (algunos lo han hecho, pocos me temo), nunca lograremos que esa acción social sea innecesaria, participar en ONGs de ayuda al desarrollo no excluye la acción política desde el sistema para tratar de hacer un mundo en que dichas ONGs sean innecesarias. Por ello debemos seguir avanzando en los cuatro caminos, porque solo así llegaremos el 99%, en uno solo de ellos no cabemos todos.

          Juntos podemos, queda mucho camino por recorrer pero ya hemos superado la parte más dura de la ofensiva, hemos sobrevivido a su bombardeo mediático, no nos ha hecho desesperar por completo el fuego amigo y tenemos unas buenas cizallas para partir su alambrada. Un año después, más que nunca, celebremos masivamente el #12M15M porque aún queda todo por hacer y sí se puede.

          Feliz cumpleaños a tod@s, mi regalo estos enlaces a artículos interesantes sobre este primer aniversario del 15M:







          El vértigo del 15-M

          15-M, una 'rebelión copyleft'

          Los puntos flacos del 15-M


viernes, 4 de mayo de 2012

Siete puntos para reconocer a un ultra

          21/12/2013 - A modo de prólogo
          Ha pasado año y medio desde que publicara esta entrada. Me ha dado muchos disgustos (las críticas internas, como esta, no suelen ser bien recibidas) y creo que el arquetipo de ultra que dibuja sigue siendo válido (aunque ahora tiendo a pensar que las UIP no son como el resto del cuerpo policial, y desde luego han cometido barbaridades en los últimos años). Sí me genera dudas mi compromiso en el enfrentamiento que me llevó a escribirla. Yo no pertenecía a DRY, y creo que fue un error significarme en una lucha que de hecho hizo un daño enorme al 15M en su conjunto y envenenó buenísimas relaciones, alejando espíritus y voluntades de cuya cooperación salían cosas grandes. Por ello, a día de hoy, pienso que probablemente unos fueran ultras y los otros no, pero cualquiera que azuzara dicha lucha estuvo en un error. Por honestidad no voy a cambiar un ápice del texto original pero si lo volviera a escribir prescindiría del primer párrafo, aún así, creo que dicho texto es útil desde el punto de vista histórico, estas líneas tienen ahora algo menos de activismo y más de arqueología. En lo que respecta a los siete puntos, creo que definen por igual al fascista que entra en Blanquerna el día de la Diada y al que amedrenta a los estudiantes de Derecho de la Complutense, en este artículo aparece lo que les une.

          La desagradable guerra intestina de DRY me lleva a escribir esta entrada. Quien no tenga claro qué ha ocurrido puede informarse aquí (donde se defiende a los detractores de que DRY se institucionalice y que controlan la cuenta de Twitter de Democracia Real Ya! y su página web) o aquí (donde se defiende a quienes han registrado DRY como asociación y controlan la fanpage de facebook, recomiendo encarecidamente escuchar el audio adjunto al documento). Si he de tomar partido, estoy del lado de los que han creado la asociación, sencillamente porque las personas que conozco que están en DRY, y que son inequívocamente demócratas, están en ese bando y tiendo a confiar en ellas (además sus argumentos me resultan en general bastante más convincentes  y el tono del bando contrario me suena en exceso a discursos que llevaron a la 2ª República a perder la Guerra Civil, por decirlo suavemente).
          Esta tragedia se mascaba hace tiempo, y no es sino el epítome de una lucha que ha dividido al 15M desde el principio de forma cada vez menos inocua a medida que la ilusión inicial de la revuelta se ha ido aguando. Todos sabemos, pero hemos tratado de hacer explícita esa división lo menos posible para mantener un frente común de lucha, que hay dos grandes sensibilidades (con todos sus matices) dentro del 15M: una que podríamos llamar reformista y otra revolucionaria. Pertenezco más bien a la primera, entre otras cosas porque si hay algo que soy es antitotalitarista, y dentro del grupo revolucionario ese antitotalitarismo no es unánimemente compartido (y no quiero decir con esto que sea minoritario), así como tampoco lo es un principio del 15M que para mí es absolutamente irrenunciable como la no-violencia. Otra forma de definir estos dos frentes sería distinguir entre quienes creímos y quisimos que el 15M fuera algo completamente nuevo, y quienes vencieron rápidamente sus reparos iniciales (al no haber un discurso de clase explícito, al definirse como inclusivo "ni de izquierdas ni de derechas", al ser "sin banderas") y lograron convencerse de que eso era lo que ellos venían diciendo ya toda la vida. Si estos segundos tenían razón en esto, ¿por qué su causa nunca había recibido el apoyo que sí recibió la del 15M? Si realmente la del 15M desde el principio (antes de que hicieran suyo el movimiento) había sido su causa de toda la vida, ¿por qué esa insistencia en los primeros días en que les faltaba "formación" ideológica o política a los quincemayistas? Ambas preguntas tienen una misma respuesta: porque el 15M estaba libre de prejuicios ideológicos o políticos (ésa era su ideología y su política, ceder ante las razones y no a la doctrina), y eso mismo le granjeó el éxito que tuvo.
          Los prejuicios ideológicos o políticos conllevan una serie de tics de lo más irritantes para cualquiera que no comparta dichos prejuicios, y por ello el 15M ha ido perdiendo apoyos a medida que han ido aflorando esos tics. En efecto el 15M ha ido escorándose a la izquierda, pero esto no es malo en sí, ni extraño dado que gobierna la derecha, lo que de facto le ha hecho perder legitimidad es que ha dejado de ser inclusivo hasta dentro del izquierdismo, ha asumido como propios los prejuicios ideológicos del sector de la izquierda que más activa, consistente y regularmente ha participado en el movimiento tras los primeros meses, pero es un sector que no representa a la mayoría de los quincemayistas y mucho menos de la sociedad (ni aspira a hacerlo). He aquí sus tics, los siete puntos para reconocer a un ultra (en este caso de izquierdas porque solo hablo de lo que conozco):
         
          1º Tendencia a llamar fascista a quien es de derechas, o sencillamente es considerado insuficientemente de izquierdas.
          2º Fe ciega (o ingenua) en los medios de comunicación alternativos. El ultra olvida que son alternativos a los oficiales porque a menudo operan con criterios muy lejos de ser objetivos. Cierto es que muestran una realidad ajena a los medios generalistas, pero no siempre con garantías, y desde luego no libre de prejuicios porque el capital será manipulador, pero hay que ser iluso para creer que lo es más que la ideología (y ahórrense el rollo de que la infraestructura determina la superestructura ideológica, que a Marx y la Escuela de Frankfurt los tengo muy leídos). Por otra parte estos medios a menudo sufren los mismos vicios que los medios oficiales: generalización, autojustificación, ausencia de rectificación, no contraste de la información. Recordemos el ejemplo de este infiltrado valenciano de la policía que resultó que no lo era (por cierto que honra a I. Escolar haber rectificado... creo que fue el único).
          3º Si el otro no piensa como yo es que está manipulado, es tonto o es mala persona. Esto suele decirse de forma más educada, se subraya la falta de formación del otro o su dependencia de medios de información que uno juzga absolutamente tendenciosos (a diferencia de los propios que son garantes de la prístina verdad) lo que le convierte en un votante zombi, o si se trata de alguien que se considera razonable e inteligente, entonces es que es insolidario y quiere lo mejor para sí mismo a costa de los demás (véase el tic nº 1). Esto es lo que permite al ultra hablar en nombre del pueblo, que pensaría como él de no estar manipulado o ser tan zopenco, y lo legitima como garante de la voluntad general aún a costa de la voluntad de la mayoría. El caso es que la sociedad entera está en Matrix, y justo el ultra es Neo, mira tú por dónde. Hay un enorme mecanismo que manipula a los ciudadanos que actúan como engranajes inconscientes del poder, salvo al ultra, a quien nadie manipula, espíritu libre y salvador, mucho más inteligente que todos nosotros pobres ilusos que nos creemos todo cuanto nos dicen sin que nos pase por el córtex. Hay que tenérselo muy creído para ser ultra.
          4º Pulsión épica. Con este concepto quiero referirme a ese anhelo que tiene el ultra de entrar a formar parte de la Historia, pero no de cualquier manera, sino como guerrero. El ultra odia la paz aunque la predique (por ello siempre defenderá que bajo la calma aparente se libra una guerra secreta que los medios silencian) y desprecia los mecanismos democráticos de protesta (que por otra parte en España son insuficientes). Una revuelta no es una auténtica revuelta si no hay barricadas y porrazos, la lucha dialéctica es un sucedáneo, al final hay que estar listos para la acción de verdad, que no está en las instituciones sino fuera de ellas. Pero no es el que tira el adoquín el héroe, sino quien levanta los brazos y recibe, el héroe de la resistencia, en el Madrid cercado del 36 el héroe no es Santiago Carrillo sino el anarquista Mechor Rodríguez. Aquí lo cuenta Robert de Niro en Una historia del Bronx mucho mejor que yo: el obrero es el auténtico tipo duro (aguantad los tres minutitos de vídeo, merece la pena).
          5º Apoyo a nacionalismos sin Estado sean estos del 1er o del 3er mundo como si las situaciones fuesen idénticas. Pero no lo son, solo en el caso de nacionalismos del 3er mundo se emplea el concepto de nación en el sentido de "pueblo" y puede por ello hablarse de "nación oprimida", porque la opresión se ejerce sobre sus miembros y no sobre la entelequia "nación" de los nacionalismos de 3ª generación del 1er mundo. El nacionalismo no puede ser de izquierdas por definición (para justificar esta última afirmación he de remitirme a la entrada Por qué soy antinacionalista), lo cual nos lleva a concluir que el ultra de izquierdas es más lo primero que lo segundo.
          6º Manía persecutoria con respecto a la policía. "Maderos a la hoguera" es un letmotiv que parece ser más revolucionario que "proletarios del mundo uníos". No obstante el policía es un obrero más (aunque me gustaría saber si los antidisturbios escogen voluntariamente su destino, la verdad), no ostenta el poder, ni siquiera lo defiende, garantiza (o debería) el cumplimiento de la ley, él mismo detendrá al poderoso que la incumpla (o se quedará con las ganas, igual que los que no somos ni policías ni poderosos). Los hijos del rico fascista no se hacen policías y para serlo hay que tener vocación de servicio público. ¿No hay entonces policías fascistas? Los habrá, y médicos, abogados, profesores... Igual que los hay incompetentes, también como en todos lados. No arrojemos la mierda de gente como Felip Puig y otros delegados del gobierno sobre la policía, a menos claro que lo que nos vaya sea el rollo del punto nº 4. Recordemos que los primeros días del 15M la poli estuvo más bien de parte de los rebeldes y estos de la de la poli (recuerdo cómo los manifestantes insistíamos en que a ellos también les habían bajado el sueldo), luego, a raíz del desalojo bestial de la acampada de Plaza de Catalunya, esta entente se pudrió (y con ello sí que cumplió su objetivo el inefable Felip Puig).
          7º Anhelo de pureza. Con esto me refiero a que el ultra prefiere el fracaso (si este conlleva lo que él entiende por "no venderse") al éxito (si para alcanzar este último ha de ceder mínimamente en su postura). O al menos esa es la composición de lugar que se hace el ultra en su cabecita, porque el orden de los factores es otro: primero se fracasa porque de hecho el éxito nunca fue una auténtica opción, ni siquiera remota, y luego se explica el fracaso mediante la hipótesis ad hoc de que los demás son unos vendidos o, por emplear la terminología técnica, unos "disidentes". Este rasgo es el que explica el guerracivilismo y las purgas tipo de la izquierda: dado que ser de izquierdas garantizaría una cierta superioridad moral, competir por ser el más auténtico en su izquierdismo sería luchar por la santidad laica (o no tan laica, me temo, porque en este aspecto no veo más que una secularización del nihilismo cristiano). ¿A que a todos nos viene a la mente el mismo ejemplo de La vida de Brian?

          Bien, supongo que este post se tomará como prueba inequívoca de que soy un facha, y no puedo más que remitir entonces al lector al punto nº 1, pero estoy convencido (pero no lo sé porque afortunadamente he tenido poco contacto con ellos) que estos puntos definen también a los ultras de derechas con las siguientes diferencias: en el punto 1º donde pone "fascista" hay que poner "estalinista" y dónde pone "izquierdas" hay que poner "derechas" y viceversa, en el punto 5º el nacionalismo al que apoya el ultra de derechas siempre es el estatal y no estoy muy seguro de si el 6º punto se da tal cual en el caso del ultra de derechas, para comprobarlo debería acudir a una manifestación ultraderechista y no pienso hacerlo. En general cámbiese "izquierda" por "derecha" y tenemos al ultra del equipo contrario.
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