jueves, 23 de abril de 2015

El fantasma en la máquina I: la homeopatía

En memoria de Rocío Orsi Portalo, la persona más sabia que he conocido

Descartes y el fantasma en la máquina

     Descartes es el padre de la filosofía moderna y de una concepción dualista del ser humano que distingue entre dos sustancias: alma y cuerpo. El alma es, según Descartes, "res cogitans" (cosa pensante) libre, inmaterial e inmortal. Por otra parte el cuerpo es "res extensa" (cosa extensa) y por tanto es materia sujeta a las leyes de la física. La primera es etérea, esto es, carece de existencia física, es imperceptible para los sentidos porque es, desde el punto de vista de la existencia material, inexistente. Por el contrario todo objeto material, como un cuerpo, ofrece resistencia, ocupa un lugar en el espacio e interactúa con otros cuerpos de forma puramente mecánica, por contacto.
     La concepción cartesiana de la mente ha impregnado nuestra cultura hasta el punto de que muchos son más o menos intuitivamente cartesianos (entre otras cosas porque el universo dualista encaja perfectamente con la mayor parte de creencias religiosas, es más, es fruto del intento de Descartes por hacer compatible la metafísica con el universo mecanicista de la modernidad). Dicha concepción de lo mental entraña un problema de difícil solución (por no decir irresoluble), que ha llevado a la mayor parte de filósofos de la mente a abandonar el dualismo de sustancias (a pesar de sus innegables ventajas, verbigracia, ser compatible con el libre arbitrio y con la inmortalidad). Dicho problema es el de la interacción del alma y el cuerpo, lo que el filósofo Gilbert Ryle bautizó como el problema del "fantasma en la máquina".


     El problema del fantasma en la máquina es el siguiente: si el alma es, por definición, no material y por tanto físicamente inexistente, ¿cómo puede mover el cuerpo si este es, por definición, pura extensión y solo se mueve por contacto con algo físico que le transmita dicho movimiento? ¿Qué parte del alma contacta con o empuja los átomos del cuerpo para moverlos? ¿Cómo el pensamiento, que carece de componentes materiales, se transforma en impulso nervioso? Si el fantasma es incorpóreo e inmaterial, ¿cómo puede ni tan siquiera asir los mandos de esa máquina que sería el cuerpo? Este problema, el de la causación mental, es uno de los más complejos de la filosofía de la mente, y lo es especialmente si uno acepta el universo dualista cartesiano.
     A día de hoy hay múltiples teorías en filosofía de la mente que tratan de solventar dicho problema, y en general lo que hacen es desistir de la hipótesis del fantasma (del alma incorpórea), pero la religión ha acostumbrado a mucha gente a concebir la mente de esa forma fantasmal, como alma, y a aceptar como natural su mágico control sobre el cuerpo. El cartesianismo ha triunfado en su versión para el vulgo y en la era contemporánea muchos están dispuestos a aceptar la acción de entidades físicamente inexistentes sobre los cuerpos. Eso es lo que lleva a que mucha gente esté dispuesta a admitir el mágico efecto de lo que no existe físicamente (la molécula ausente en el medicamento homeopático, el campo de energía de los cuerpos en el Reiki) sobre lo físico (sobre la carne y los huesos humanos, sobre la materia, sobre nuestros cuerpos enfermos). Dos perfectos ejemplos pues de acción del fantasma en la máquina serían la homeopatía y el Reiki

Una terapia fantasmal: la homeopatía

     La homeopatía consiste en curar con aquello que enferma pues presuntamente "lo semejante cura lo semejante", pero como resulta obvio que un segundo atropello no nos curaría de otro previo, la homeopatía defiende que eso "semejante" que podría curarnos debe someterse a diluciones sucesivas en agua que de facto hacen desaparecer el compuesto original pero permaneciendo en la "memoria" del agua (todo el mundo sabe que el agua, como los elefantes, nunca olvida). Hahnemann, el padre fundador, pensó que las causas subyacentes de las enfermedades eran fenómenos que llamó "miasmas" y que las fórmulas homeopáticas actuaban sobre ellos, y sin duda lo hacen, de la misma forma que las balas de plata son un remedio infalible contra los licántropos. Otra cosa es ya sobre las enfermedades reales. No hay "miasmas" que tratar, y tampoco hay tratamiento pues tras cada una de las diluciones va quedando una menor cantidad de moléculas de la sustancia original por litro de solución hasta estar la solución tan diluida que la probabilidad de encontrar una única molécula de la sustancia original en un litro del producto final tiende a cero. Por ello la homeopatía carece de efectos secundarios, es más, es imposible que los tenga se empeñan en asegurar sus defensores, y esto es así porque carece también de efectos primarios. La homeopatía es inocua (para bien y para mal), pues en el medicamento homeopático no hay dosis alguna de medicamento, luego no hay riesgo alguno de sobredosis, es imposible consumir en exceso aquello que no hay. Agua y azúcar, el principio activo ha sido eliminado mediante sucesivas diluciones, no hay molécula, y no obstante queremos que lo que no existe físicamente, esa molécula ausente, sane el cuerpo, que el fantasma arregle la máquina, pero esto es imposible.
     Estas conclusiones han sido probadas y defendidas científicamente repetidas veces. En 2010 el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico publicó los resultados de un estudio exhaustivo sobre homeopatía cuya conclusión fue: "Concluimos que no debería prescribirse placebos de forma rutinaria en el Sistema Nacional de Salud. No debería seguir subvencionándose a hospitales homeopáticos (hospitales especializados en la administración de placebos), y los médicos del Sistema Nacional de Salud no deberían remitir a los pacientes a homeópatas."
     Mucha gente confunde homeopatía con naturopatía y no son lo mismo. No es que yo sea un gran fan de la naturopatía, pero en un medicamento natural existe un principio activo, el de la planta, que sencillamente no ha sido aislado en el laboratorio sino que está en su estado natural: la cicuta en estado natural posee cicutina, el opio de la amapola posee morfina... Digo que no soy un gran fan de la naturopatía porque la ventaja del principio activo sintetizado en laboratorio me parece obvia: sabemos con precisión su concentración, en el caso del producto "natural" lo normal es que la concentración sea demasiado escasa pues esta es la única forma de prevenir una sobredosis por ignorar exactamente la cantidad de compuesto que hay en la planta. Además, la concentración del principio activo en la planta podría ser insuficiente para lograr efecto alguno (el aceite de oliva extra contiene una molécula en común con el ibuprofeno que tiene poder antiinflamatorio, pero invito a cualquiera a tratar de calmar el dolor de un flemón con 650 miligramos de aceite de oliva virgen extra, a ver qué tal). En cualquier caso, el genuino ejemplo de fantasma en la máquina es la homeopatía, o más bien uno de ellos, también lo es el Reiki (del que me ocuparé en detalle en la segunda entrega de esta entrada).

El peligro de la pseudociencia

     Descartes, en su Tratado del Mundo sostuvo que la interacción entre los espíritus animales (las partes más sutiles de la res extensa) y el alma tenía lugar en la glándula pineal del cerebro. Descartes fue un brillante científico, y eso separó sus explicaciones de las explicaciones directamente religiosas, pero ese mismo espíritu científico fue el que llevó a sus discípulos racionalistas a renegar del dualismo de sustancias (a Leibniz mediante su monadología y a Spinoza con su panteísmo): su cientificismo sencillamente chirriaba con esa concepción de la mente. Ignoro si hablar de la glándula pineal causaba estupor en sus contemporáneos de tal forma que tenían las afirmaciones más metafísicas de Descartes por científicas. En lo que respecta a la homeopatía y el Reiki, es el recurso a jerga científica lo que les ha dado cierto prestigio sumado a su efecto en la cura de síntomas (no de enfermedades) en algunos pacientes que se explica sencillamente como fruto del efecto placebo y del efecto cuidado.
     La gracia pues de estas terapias es el carácter pseudo-científico, y eso es lo que separa a estas terapias de la magia de toda la vida: la fe, la plegaria. Por un lado la homeopatía tiene nombre griego ("homoios" = igual, "pathos" = padecimiento), se produce en laboratorios farmacéuticos y el proceso de dilución suena razonable a quien no tenga rudimentos de química. Por su parte el Reiki se parece mucho a la labor de un hechicero, pero las palabras "energía", "vibración" o "campo magnético" tienen un uso científico (el problema es que de hecho la explicación científica de tales fenómenos dista de ser sencilla). 
     Su carácter pseudo-científico es lo que hace de homeopatía y Reiki  un grave peligro, porque no se dispensan en lugares donde la magia es norma como templos, iglesias, santuarios o consultas de videntes, donde se admite explícitamente la existencia de fantasmas (aunque "espíritu" es el término que goza de prestigio en estos lugares). No, la homeopatía se dispensa en farmacias (y no es barata) y el Reiki, para mi sorpresa e indignación, se practica en hospitales públicos (por ejemplo en el Hospital de Guadarrama de Madrid), su cursos se hacen en hospitales públicos y se escribe artículos sobre ello en revistas españolas de referencia en enfermería como Metas de enfermería (en la segunda entrega de esta entrada comentaré algunos de estos estudios). Pero yo lo último que querría es que mi hospital algún día se acabara pareciendo a este:




        Apéndice: sobre la dedicatoria de este post. El 28 de noviembre de 2014 falleció mi amiga Rocío Orsi Portalo con tan solo 38 años de edad. Me es muy difícil recopilar todas sus virtudes y me es imposible citar siquiera algún defecto. Resumo sus virtudes en su sabiduría porque esta es según Aristóteles la virtud que aúna todas las demás, y de nadie aprendí yo más de Aristóteles que de ella. Tenía una de las sonrisas más bellas que he visto y yo siempre admiré profundamente su inteligencia, una inteligencia que no era solo analítica sino también emocional, su sabiduría era sophía y era phrónesis. La última vez que estuve con ella su salud estaba ya muy deteriorada y pensé que tal vez era la última vez que la veía, así fue. Hablamos de muchas cosas, sobretodo de lo más importante, los niños. También hablamos de homeopatía y otras pseudociencias, porque Rocío en su enfermedad siguió conservando la lucidez con la que había vivido, su coherencia y su honestidad intelectual. Si algo amaba Rocío era la vida, sin excusas, así que no buscó remedios de última hora que obrasen milagros en los que no creía (aunque quienes sí creían en ellos lo intentaran), sino que quiso vivir todo lo intensamente que pudo, aprovechando cada instante hasta más allá de donde le permitían las fuerzas. Rocío fue sabia como lo son los sabios de verdad, también en la muerte. Parte de mi conversación con ella está en este post, porque el filósofo no se quita nunca la ropa de trabajo, la filosofía se vive como una segunda piel, y ella fue una gran filósofa no solo por lo que pensó y escribió, sino también por como vivió y cómo hizo frente a sus últimos meses de vida (y si la filosofía no nos ayuda con esto, es mala filosofía). Un ejemplo para todos. Sin ella, el mundo es un lugar claramente más triste y más tonto y yo no puedo sino celebrar que Rocío haya podido ser parte de mi vida.

3 comentarios:

  1. Saludos, me permito hacer un comentario.

    1. El problema que planteas no tiene sentido a la luz de que no es cierto que en la homeopatía la molécula esté ausente. Ante este error que has dejado, me temo que no estas bien informado,

    2. Las diluciones homeopáticas no siempre se hacen para hacer desperecer el compuesto, gran parte de las diluciones homeopáticas en presentación líquida aún tienen la sustancia de partida, un pequeño artículo espero pueda aclarar lo anterior:

    http://explicandoalexplicador.blogspot.mx/2015/04/la-religion-de-la-ciencia-el-sacerdocio_5.html

    3. Si pretendes descartar la memoria del agua, entonces el punto 1 no se sostiene porque ese concepto implica que hay moléculas (de agua si quieres pero las hay).

    4. Me gustaría que me aclarases una cosa ¿es la homeopatía agua y "azúcar" o agua?

    5. El estudio británico no se publicó en 2014 fue en 2010. Las conclusiones estuvieron elaboradas por tan solo 3 miembros del parlamento financiados por un lobby, todos los demás rechazaron las conclusiones. Con base a lo que estas tres personas (Edzard Ernst, Tracey Brown y Evan Harris) creen, el gobierno rechazó las conclusiones, aún hoy en día en el sistema nacional de salud británico se financia la homeopatía en unos pocos hospitales.

    6. En homeopatía en algunos casos se usan tinturas madre con principio activo. Tampoco entiendo eso de que un medicamento de síntesis tenga menores riesgos siendo que los datos de varias agencias apuntan a que hay bastante sobredosis, tanto de estos como de la "naturopatia".

    Puedes mirar el último metaanálisis que concluye que la homeopatía tiene un efecto superior al placebo:

    http://www.systematicreviewsjournal.com/content/3/1/142

    Y un pequeño vistazo a la memoria del agua:

    https://homeopatiayseudoescepticismo.wordpress.com/2014/04/23/es-la-memoria-del-agua-una-hipotesis-falsable/

    https://homeopatiayseudoescepticismo.wordpress.com/2014/11/12/nuevo-estudio-indica-que-la-memoria-del-agua-es-una-relalidad/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. 1. La molécula del principio activo está ausente o las probabilidades de que tras las sucesivas diluciones esté presente son cercanas a cero.
      2. Me refiero por tanto a aquellas que sí lo hacen.
      3. Sí, obviamente hay moléculas de agua en el agua, y obviamente la ausencia de moléculas se refiere al principio activo.
      4. Según usted hay medicamentos homeopáticos con microgramos de principio activo, bien, pues hay muchos medicamentos homeopáticos con sacarosa además de agua.
      5. Tiene usted razón, corrijo la fecha.
      6. No digo que no haya riesgos de sobredosis, digo que la dosis de un medicamento natural debería ser preventivamente muy baja, dado que no está calculada con exactitud, como sí en el medicamento de síntesis.
      Respecto a la memoria del agua, he leído la entrada de su blog sobre la falsabilidad de dicha hipótesis, y de hecho su conclusión no se sigue de los argumentos presentados, que apuntan a que de hecho es una hipótesis que, en su estado actual es infalsable y por tanto no científica (por mucho que haya habido presuntas verificaciones).

      Eliminar
    2. Lo que quiero decir es que no todos los preparados homeopáticos son "nada". No niego que haya medicamentos homeopáticos con sacarosa, pero esos no representan todos los productos de la homeopatía.Hay riesgo de sobredosis si usted ingiere un producto homeopático a muy bajas potencias (como el del ejemplo del ADEL), el cálculo por supuesto que es exacto. Obviamente, lo que la homeopatía busca es evitar efectos no deseados presentes en concentraciones mayores.

      Creo que no has entendido el artículo de la memoria del agua. Te lo resumo:

      1) Se dice que no es falsable porque no hay un solo experimento que permita refutar su existencia, pero en la práctica dicen que este es el experimento que la refuta:

      http://www.nature.com/nature/journal/v434/n7030/full/nature03383.html

      Ahí tienes una primera contradicción. Si hay un experimento que impide la existencia de esa memoria entonces ha sido falsada. No lo digo yo, sino en varios artículos ese experimento se cita como refutación:

      `The most convincing experiments were conducted by Cowan et al. using infra-red spectroscopy in multiple dimensions. Cowan et al. performed ultra-precise measurements on liquid water and found that water is highly efficient at redistributing its bond with a ‘memory’ of
      less than 50 femtoseconds or 5 x 10-^(14) s. Thus, the proposed mechanism of water memory is not only at odds with modern physical chemistry, it is also refuted by experimental data; this indicates
      that the mechanism of water memory is highly implausible.´
      http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.2042-7166.2012.01162.x/abstract

      Le remito a las referencias del artículo del blog. Saludos.

      Eliminar

Licencia de Creative Commons
El niño que juega a los dados is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported License.