domingo, 12 de mayo de 2013

¿El 15M eran los padres?

          Antes de comenzar quiero dejar clara una cosa: para mí el 15M no ha sido estéril sino muy productivo, ha sido una rebelión necesaria de evolución (citando a una tradición filosófica que odio) rizomática, por lo que ha dado sensación de dispersión cuando en realidad se ha tratado de una expansión subterránea, algo que ha llegado a impregnar nuestra sociedad en su sustrato. Lo que ha quedado en ese sustrato no siempre ha llegado a aflorar, pero lo hará, espero que para bien, y en ocasiones, con más o menos vigor, ya lo ha hecho (el 15MpaRato es un ejemplo y una flor que me parece especialmente prometedora es el Partido X). En este artículo quiero mostrar mis anhelos frustrados pero eso no significa que abjure del 15M, ni de lo que representó, ni que no me tenga ya por 15M. Siguiendo con la metáfora, me habría gustado que el 15M hubiese germinado en un gran y único árbol del cual hubiesen podido surgir las ramas más variopintas, pues creo que si intentara nacer y crecer ese árbol ahora, dos años después, carecería de la fuerza necesaria, y todas las ramas serían prácticamente idénticas porque las ideologías de las que se nutre el movimiento han tendido a homogeneizarse. Así pues no quiero criticar el espíritu del 15M, siempre lo defenderé y lo llevaré dentro, sino hablar de su materialización, porque ese espíritu era solo ser en potencia, y no ha llegado a ser en acto de tanto pensar cómo debía actualizarse. Defiendo aquí que el 15M ha sido una oportunidad perdida, y por ello hablo de ello en pasado a pesar de que siga existiendo, porque creo que fue una ilusión, en tanto que esperanza pero también en tanto que espejismo. No, España no había madurado tanto como parecía hace dos años. Eso sí, el 15M fue un enorme revulsivo, creo que fue por fin el pistoletazo de salida de la definitiva democratización de nuestro país, el principio del fin de la transición en que llevamos inmersos más de 30 años. El 15M ha dejado muy buenos posos, ya es algo, pudo ser más.
 
 
          ¿Por qué algunos no estamos hoy en Sol y otros sí? ¿Qué ha fallado? Que el 15M nació con un error congénito. Tanto unos como otros, los que siguen y los que ya no estamos, nos equivocamos creyendo que éramos más de los que realmente éramos, porque en realidad muchos no estábamos en lo mismo, estábamos contiguos pero no unidos. Unos se (lo) han quedado, otros nos hemos ido quedando. Unos han tomado el centro y otros hemos aparecido en los suburbios del 15M.
 
 
          Aquellos que queríamos más democracia y aquellos que querían un tipo concreto de democracia, para entendernos: los republicanos y los socialistas (en toda su rica variedad). A pequeña escala el teatro de operaciones de la 2ª República Española: la división entre aquellos que querían república y los que lo que querían era una república popular, esos que siguen pensado que la república es en esencia de izquierdas, cuando en realidad las únicas republicas explícitamente de izquierdas han sido las dictaduras comunistas, o sea, falsas repúblicas.
          Permítanme por favor ahondar en este asunto de la 2ª República que veo, salvadas las enormes distancias, extrapolable a la evolución histórica del 15M porque, por así decirlo, en el 15M inicial cabían los Azaña, Alcalá-Zamora e incluso los Lerroux, pero poco a poco hasta los Prieto fueron puestos bajo sospecha y ya solo se pudo estar a la izquierda de Largo Caballero. Cada vez veo en las manifestaciones más banderas republicanas con una estrella roja en el centro que jamás tuvo la tricolor, es el símbolo que enarbolan aquellos que tienen una imagen de la 2ª República como una república de izquierdas, pero si eso fue así habría que preguntarse por qué hubo una suerte de revolución en 1934, ¿habría tenido sentido en una república de izquierdas? Obviamente no. Alguien dirá, "es que la revolución no era contra la República, sino contra el gobierno de la derecha". O sea, que efectivamente era contra la República, porque las repúblicas, las democracias, tienen esas cosas, que igual puede gobernar la izquierda que la derecha porque existe pluralismo político, y no una ideología de Estado impuesta a todos sus ciudadanos. Al final fracasó aquel intento de acabar con la República y por desgracia triunfó el segundo intento, el golpe de estado franquista. Siempre digo lo mismo, pero el problema de la 2ª República Española es que apenas había republicanos. Algunas actitudes me hacen preguntarme si en esta democracia actual, en forma de monarquía parlamentaria, no ocurrirá también que los demócratas escasean, puesto que muchos anhelan los 40 años de franquismo, y otros tantos sueñan con una república popular.
 
 
          Pues bien, estos acabaron triunfando, son mayoría en el 15M activo presente, muchos intentábamos democratizar este país, perseguíamos estructuras de participación en que cupieran todas las ideologías, no porque no tuviéramos la nuestra, sino porque lo que queríamos era cambiar las reglas del juego para que fuesen más justas. Otros claramente no querían cambiar las reglas del juego, querían ganarlo haciendo las reglas a su medida, porque dan por hecho que la justicia reside en ellos, y no en la forma en que se llega a ganar. Imaginemos un juego para seis jugadores con fichas de seis colores distintos, imaginemos que las reglas del juego impidieran de facto que los verdes ganaran nunca, o que el punto de partida de los rojos y azules fuese claramente ventajoso, o que el jugador amarillo fuese al mismo tiempo jugador y árbitro. En fin, imaginemos que fuera lo que en el argot de los jugadores se llama un "juego roto" (mal diseñado), el 15M nace de la constatación de que nuestra democracia actual es un juego roto en este sentido. El 15M en el que yo creía, en el que yo estaba, a pesar de que la mayor parte de nosotros fuéramos, por ejemplo, verdes y negros, buscaba que las reglas fueran más justas para todos, aún cuando esas nuevas reglas no fueran a garantizar ni mucho menos la victoria de verdes y negros. No se trataba de defender los intereses/ideas de unos u otros, sino unas reglas de juego justas, en que cualquiera pudiera luchar por sus intereses en igualdad de condiciones. En eso, en cambiar las reglas del juego podíamos ponernos de acuerdo todos.
 
 
          Muchos pensamos en un principio que había que alcanzar un consenso de mínimos, para algunos dichos mínimos eran ínfimos porque ellos defendían una postura maximalista, unas políticas concretas, el triunfo de las fichas de su color, y no unas nuevas reglas de juego. Algunos plantearon la conveniencia de crear un partido político, y aquel habría sido el momento de haberlo creado, en que el 15M rezumaba un pluralismo casi ingenuo, casi imposible. Las primeras semanas de la acampada de Sol fueron algo único: todo el mundo acudía, la realidad de las asambleas era absolutamente variopinta, un ágora auténtica. Creo que entonces la oportunidad de algo grande, algo nuevo, se perdió. Algunos están ahora en lo que estábamos muchos hace dos años, y es así porque sencillamente ya todos están de acuerdo no porque las razones les hayan permitido llegar a algún consenso, sino porque ha desaparecido el disidente y ya solo están los que comparten los mismos principios ideológicos, ya son todos de la misma familia, no hace falta casarse con nadie. En fin, ahora ya vale crear un partido 15M porque sería de izquierdas, y no aquello del principio en que cabíamos todos. ¿Para qué ir despacio si se iba a llegar tan lejos como ya querían muchos llegar desde el principio, a un partido? Pues para ir haciendo una limpieza ideológica pasiva (sin purgas efectivas, boicoteando algunas acciones, colmando la paciencia de las minorías). La realidad es que se ha perdido un tiempo valioso, muchos quincemayistas han (hemos) encontrado acomodo en algún otro lugar o se han sumido de nuevo en la desesperanza. O tal vez no se ha perdido el tiempo en absoluto: ya no estamos los que nunca debimos estar, los que estorbábamos, los que no sabíamos que aquello no era algo nuevo sino lo de siempre, los ilusos, los que creíamos que habían venido los Reyes Magos. Mierda, eran los padres.
 
 
          Intuyo que este año habrá menos gente que el anterior y mucha menos que hace dos, y sin embargo hay más motivos que entonces para la indignación. ¿Qué ha fallado? Que muchos creímos que el 15M era una cosa y resultó no serlo, o tal vez si lo era, pero algunos decidieron que no debía serlo. Quienes han capitalizado el movimiento, quienes han suprimido el "no somos de derechas ni de izquierdas" porque efectivamente no son de izquierdas, sino muy de izquerdas, tal vez tenían razón, tal vez siempre la tuvieron y algunos ingenuos participamos de algo que no era lo que creíamos, no era un hito en nuestra historia, no era la ocasión por fin del todos a una. Pero yo creo que sí lo era, y que algunos intolerantes quisieron que no fuera de todos sino solo suyo. Algunos se dedicaron a boicotear acciones y propuestas ajenas, ¿ocurrió eso al revés, boicoteamos los "inclusivistas" acción alguna? ¿Qué actitud demuestra más voluntad democrática, la de aquelllos que admiten propuestas aunque no las compartan, o la de aquellos que dedicidamente boicotean las propuestas que no comparten? Unos han quedado, otros ya no estamos, no sé si el 15M fue una ilusión de la cual soy culpable o no, tal vez nunca fue lo que yo creía, tal vez sí pero no supe luchar porque siguiera siéndolo. El 15M para mí suponía un movimiento que trataba de generar unas nuevas condiciones de posibilidad para la política, y no un movimiento de una política concreta, el 15M era una revolución de la forma, no del contenido. Eso creí yo, veamos este segundo aniversario si había muchos como yo o fuimos unos pocos ingenuos, porque hace dos años fuimos muchos, hace uno algunos menos. Y sin embargo, no por eso el 15M se perderá como lágrimas en la lluvia, ha calado dentro, en los huesos, ya está en el tuétano de muchos de nosotros y ya no consentiremos nunca más la impunidad, el fatalismo con que tratan de silenciar nuestra voluntad, nuestra responsabilidad como ciudadanos.
 
 
          Algunos ya no militamos en el 15M, pero ya nunca podremos volver a la autoculpable minoría de edad de la que nos hizo salir, sabemos que no estamos solos, sabemos que sí se puede, ya no volveremos a nuestro letargo, algo ha cambiado, nosotros, ya nada es invisible, ya nada es imposible, ya no renunciamos a ir lejos, aunque lleguemos todos por caminos muy distintos.

2 comentarios:

  1. Querido Javi:
    Suscitas en mí sentimientos recónditos de juventud, de cuando hube de correr por las calles del Rastro madrileño porque los "fachas" no podían soportar que nos "chutáramos" tamañas sobredosis de libertad (hablo de los ochenta). Estoy contigo siempre: En esencia y cuerpo místico, en trasfondo, plano medio y primer plano. A mí (al contrario que a tí) la EUFORIA me sube tras las horas, los días, los años y los meses, porque sé que las utopías no son de este mundo sino de otra vida paralela a esta pero cuya consciencia vendrá en otro tiempo y lugar psicológicos, en profundidad, a salvo de la agitación superflua de los azares materiales.

    Las masas, aunque suma de individuos, se encuentran sometidas a muchas más condiciones que éstos, y, por tanto, su capacidad de evolución es muy limitado, porque además ella se reduce al acuerdo común ( es decir a la intersección matemática de la multiplicidad de intereses). He aquí por qué las revoluciones nunca triunfan y siempre se pervierten o convierten en autocracias o falsas democracias que en lo fundamental solamente legitiman los abusos de los poderosos.
    El error es entrar al trapo. Cuando los poderosos ven una masiva manifestación de indignados se frotan las manos porque saben que han ganado la partida: la masa sigue siendo masa.
    La única posibilidad es el individuo que, actuando con cautela y astucia, planea y actúa contra los intereses generales mostrándose encantador pero mortífero y aprende a utilizar pero también a renunciar para poder reorganizarse y volver a la carga si es derrotado; y toma cómplices siempre que tiene oportunidad, difundiendo el veneno de la liberación personal (sin quimeras).
    Un abrazo a todos.

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  2. Muy interesantes tus ideas, especialmente habiendo pasado por la escuela del 15M. Yo personalmente nunca tuve demasiasa fe en el 15M, pues notaba un falta de propuestas efectivas y demasiada especulación utópica. Pero quizá con ello he sido un tanto simplista y mecánico: no he valorado la importancia de la experiencia personal y la escuela que puede haber sido el 15M para muchos jóvenes.

    Concuerdo mucho con tu visión de la Segunda República, pues para mí la visión oficial de la izquierda, simplificadora y romántica, se viene abajo en cuanto uno se informa de forma ecuánime y plural

    Un saludo.

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